viernes, 25 de noviembre de 2016

Capitulo Uno: 


     Ebria. Ese era mi estado desde que John me había dejado, no pasaba un solo día sin tomar aunque fuera una botella de cerveza y mi escaso dinero se iba en ella y en echar gasolina. Esa mañana o lo que creía que era una mañana, desperté con una reseca que hacia parecer que mi cabeza estallaría. Conduje hasta un supermercado para comprar algunos víveres, no podía seguir viviendo solo de alcohol, así que decidí conseguir algún alimento para hacer mi cerebro funcionar. 
 Y ahí estaba mi salvación. 
 No nos veíamos desde la secundaria, tampoco era precisamente un galán pero había escuchado un rumor de que le había ido bastante bien en ese tiempo, entonces lo tenia que Intentar.
 Todd Scherbatsky estaba parado frente a la sección de lácteos tratando de decidir entre queso gouda o grouyere. Llevaba puesta una camiseta con algún estampado nerd que seguramente creía era genial. Había olvidado lo pálido que era y las cientos de pecas que tenia en su rostro, sin mencionar esas horribles gafas gruesas que aun luego de tantos años traía puestas, era tan flacucho que toda la ropa que llevaba puesta le danzaba alrededor y a pesar de todo eso ya estaba ideando una excusa para poder hablarle. 
 Dos minutos después me había "tropezado" y levantado de la manera mas sexy posible frente a el, nos reconocimos mutuamente, lo que seria un aumento a su ego , ya que una chica como yo jamas recordaría a alguien como el, y conversábamos de la gran casualidad de que ambos estuviéramos viviendo en la gran ciudad.
 Tres minutos y algunas sonrisas más, me consiguieron una cita para esa noche con Todd Scherbatsky.

 Apenas abrí los ojos la luz que se colaba por las ventanas hizo que los volviera a cerrar. Dios, la cabeza estaba por estallarme... otra vez. Tenia la garganta reseca y el lugar apestaba a sudor, lo que me provocaba nauseas. ¿Dónde diablos estaba? Definitivamente no en mi auto. ¡Dormía en una cama! Y que bien se sentía eso después de tanto tiempo, poder estirarse, el suave toque de las sabanas sobre tu piel. 
Debía concentrarme así que volví a abrir los ojos, intentando tapar la luz con mis manos, cuando golpee algo a mi derecha o ¿alguien? Me gire lentamente, el cuerpo me dolía, volví a jurar que dejaría el alcohol. Y al segundo entre en pánico, ¿lo que veía era la espalda del maldito Todd? Me había acostado con el tipo mas feo de toda la secundaria! Teniendo la esperanza de que me había hecho con la idea equivocada levante las sabanas para mirar, Diablos, los dos estábamos desnudos, y créanme que el trasero de Todd no era bonito. ¿Qué iba a hacer ahora? Lo mejor seria irme de ahí los mas rápido posible. Me levante de la cama intentando hacer ningún ruido lo ultimo que quería que pasara es que el imbécil de Todd se despertara.
 Me dirigí al baño ya que la naturaleza estaba llamando a mi puerta. Cuando finalmente comprobó mi estado frente al espejo vi que tenia el cabello revuelto y manchas moradas por todo el cuello, el maquillaje estaba por todo mi rostro y tenia grandes ojeras, lo que me dio la impresión que había tenido una gran y desenfrenada noche de sexo con Todd, lo cual quizás no fuera tan malo si tan solo pudiera recordar algo de toda la maldita noche.Salí del baño decidida a encontrar mi ropa y largarme de ahí. Para empeorar las cosas el imbécil me había llevado a un motel, nunca podría gustarme alguien así por lo que definitivamente lo mejor seria irme sin dejar rastro alguno y que todo eso quedara en el pasado, no todas las ideas siempre son buenas. Y como si todo fuera parte de una gran obra del destino que lo único que intentaba era arruinarme la vida, tropecé con un condón. Y ahí estaba yo, tirada en el suelo totalmente desnuda, con un condón usado pegado en el pie mientras Todd me miraba con un ojo medio abierto y el otro cerrado.  

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